viernes, 5 de noviembre de 2010

CUMPLIR AÑOS



Martes 9 de Noviembre
Cumplo 27 años

Pese a encontrarme en la flor de la vida, me acerco a la vejez. Rondo peligrosamente ese mal que ya os alcanzó a los demás hace tiempo: la EDAD.
Y para celebrarlo, ¿qué mejor que hacer balance?


Hay que hacer balance dos veces al año: En Nochevieja ("hacemos el balance de lo bueno y malo, cinco minutos antes de la cuenta atrás") y en el cumpleaños.

¿Y qué ha pasado de los 26 a los 27?
Bufff...pues la vida patas arriba una vez más.


Hace un año yo vivía feliz en la ignorancia de la juventud. En Algeciras. Con mi temporal, en mi pisito, desde el que se veía el mar y se oían las gaviotas. Rodeada de alumnos que no dudaron en montarme tres fiestas de cumpleaños consecutivas. Y un "secuestro" a un lugar que quedó atrapado en el tiempo, entre Méjico y Ferrara.

Pero este año ya nada es igual...
Ya no hay Algeciras, no estarán mis pollitos para recibirme con una tarta y demostrarme su afecto.

Este año toca comerse la tarta en casa, en familia, con una cena de "exquisiteces", como lo llama mi padre (que ya me está enfriando el lambrusco y el champán para el lunes).

Respecto al secuestro, no me pronuncio, porque sabiendo que ellos son capaces de lo peor, espero recibir lo mejor, sin duda.

Sin embargo, las sorpresas ya han empezado y los regalos han ido llegando sin aviso.


Primero, mi Cuchito. Porque no se puede tener un hermano pequeño mejor que el mío, es así. Me ha regalado unos cascos buenísimos, de esos que te cogen toda la oreja y te aislan bien del mundo cuando conviene...¡tú sí que me entiendes!

Segundo, Jesús. El amigo más grandote me ha hecho el regalo más grandote, claro está: Un oso gigantesco que lleva su nombre y que vino conmigo desde Madrid. Mis padres piensan incluso en ponerle plato y cubierto porque parece uno más sentado a la mesa.

Tercera, Davi. Esta loquita, mariquilla la primera, no podía esperar a mi cumple. Por eso ha hecho las veces de reina maga en un despliegue regalil totalmente inesperado. Hacía entrega de su primer regalo mientras paseábamos por Tetuán: Un libro, El Túnel, de Sábato. Prometo ponerme pronto con él para contaros de qué va. Poco a poco fueron llegando los demás regalos: los "geos" aparecían en primer lugar: colonia de bebé -me encanta-, colonia de manzana -muy fresquita, con olor a frutas- y unos chulísimos pendientes lilas. El más calentito de los regalos llegaba en tercer lugar: una gorra de lo más chulesca que me encanta y que pienso llevar a todas partes. Por último pero no menos importante: gusanitos. Y es que, hay que poner gusanitos a la vida, señores ;)
Eso sí, cada vez que sacaba un paquetito de su mochila lo acompañaba del "cumpleaños feliz", muy profesional ;)
Gracias, Davi, porque me encantan tus regalines y lo sabes, pero también sabes que te has pasado, son muchísimas cosas y no debías, mujer.
ASIAS!!!
PD: Pienso esconderte los 5 euros de hoy en cuanti que te despistes lo más mínimo.


Y esto no ha hecho más que empezar...
Aún me quedan unos días de recibir regalos, llamadas de cariño, sorpresas y demás...



Será distinto del año pasado, por supuesto, como éste lo fue de su anterior, con Antonio y Sergio en mi primer piso algecireño, y éste a su vez del anterior, en Chipiona con los chupitos de vodka...


Hay una canción de Amaral que dice "el mismo y los mismos, no quiero que cambie nada"
Es un deseo inútil. Soñar con la inmutabilidad es absurdo, una pérdida de tiempo.

Porque, ¿quién controla el paso del tiempo y cuanto arrastra a su paso?

¿Quienes estarán a mi lado el próximo cumpleaños? ¿Quién faltará? ¿Quién llegará nuevo? Pues ni idea...

Sé a quienes tengo ahora y me basta. Toca disfrutar de ellos porque son cuanto tengo. No hay más. El tiempo es caduco.



Señores, a la espera de vuestras sorpresas quedo. Agradecida por las ya recibidas.
GRACIAS

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