Una aula vacía es un aula llena de paz, de silencio, de posibilidades.
A los profes os será familiar esta sensación: antes de o justo después de una clase, en un día de fiesta, una tarde de tutoría, la última clase antes de Navidad...el aula presenta este aspecto. CALMA, ORDEN...
Pero le falta su esencia. Sin ellos, no sería ella. Yo tampoco lo sería.
Hablando con Rafa comentábamos, como cada noche, qué tal el día en "el cole". Sorprendentemente, bien. Últimamente, bien. En este centro, bien.
Por eso tengo la mente fija en un aula a unos 20 minutos de casa y el corazón, lejano, atrapado a unos 220 kms, preso en Algeciras.
Aún me duele echarlos tanto de menos. Aún lloro leyendo cuán recíproco es el sentimiento.
El Tuenti rebosa en comentarios de mis pollitos. Cada día leo cuánto me extrañan, cuánta falta les hago y que por favor vuelva para verlos. Me cuentan sus planes y cómo les va con sus nuevos profesores. Me preguntan dudas de sintaxis y sus planes para el viaje de fin de curso. Me duelen.
Pero, cada día mis nuevos discípulos me dan una razón para aceptar que no me equivoqué, que hice bien, que ahora puedo comparar y me gusta el cambio.
Son un soplo de aire fresco, inesperado y entusiasta.
Tengo una tutoría prácticamente perfecta. Mis alumnos lo son, se merecen ese nombre: copian, leen, aprenden, preguntan dudas, hacen esquemas, me piden deberes, muestran interés, LO TIENEN.
Hoy por ejemplo me preguntaban si tenían que estudiar para el lunes el esquema que estaban copiando. Y me pedían que les llevase un texto en Spanglish -ya que estamos viendo el tema de las lenguas y dialectos- para ver si lo entienden.
El otro 3º, menos numeroso pero más activo, no es tan aplicado, pero aún así están ahí; éstos pedían, viendo el mismo tema, que les lleve un texto en latín para ver si pueden leerlo y que se lo traduzca, porque ningún profesor hasta ahora les ha enseñado cómo se escribe o se lee en latín y les llama la atención.
En 2º son unos bichitos auténticos, pero hacen sus deberes: debían demostrar que se sabían las funciones del lenguaje, demostrando cómo se usa la función apelativa en los anuncios publicitarios. Tan monos...cada uno con su anuncio encima de la mesa, explicándome que en tal anuncio nos convencen con la música, que si en el otro usan tal eslogan...¡hacen los deberes!
También hay por ahí un grupo malo, días malos, horas malas, en las que piensas: ¡No me pagan lo suficiente! ¿Para esto estudié yo? ¡No merece la pena!
Pero son los menos...
Ya no me duele la cabeza al llegar a casa...
Ahora me la quiebro buscando actividades para el taller de lengua: actividades de cine, lectura de leyendas urbanas, letras de canciones...
Hoy un alumno me decía: ¡Necesito ir ya al teatro! ¿Cuándo nos llevas? El Maestranza está muy bien...
Alucinante...
He pasado de ser maestra a ser seño o profe
Ahora sé lo que es trabajar. Sé lo que es llamar la atención y que me hagan caso. Sé lo que es amenazar con escribirle una nota a los padres y que tengan miedo. Sé lo que es expulsar a un alumno y que vuelva a la clase y me pida disculpas.
¡Sorprendida me tienen!
¿Durará...?
Maribel, si me lees, respóndeme y dime, ¿te pasa lo mismo?
María, sé que a ti sí, ¿qué se siente?
Rafa, paciencia, le pillarás el truqui y serán tuyos.