Se acercan, peligrosamente...
El final del verano, la vuelta al cole, el mal tiempo...
Por tanto, toca hacer balance, de lo pasado y lo futuro...
¿Lo pasado? ¿El verano?
Ha sido raro, un tanto gris, demasiado corto y demasiado largo al mismo tiempo.
¿Cómo se come eso? Han pasado demasiadas cosas, que comenzarán a repercutir en un futuro inmediato, pero que aún no se sienten...por tanto, mejor que pasen ya...sin embargo, me quedo con la sensación de "y si el verano volviese a comenzar, haría cosas tan distintas..."
¿un verano perdido? ¡qué más da! ya vendrán otros...
Pero, ¿y si a partir de ahora todos van a ser así? Ains, nos hacemos mayores, caemos en la rutina y en el "yo ya no estoy para estos trotes", nos acomodamos en el sofá, con el mando del aire en una mano, el del tv en la otra y el ordenador sobre las rodillas...igual que en invierno, pero sin mantita y a 18 grados...
¿Para qué están las vacaciones?
- Para estar con la familia...pues será por lo que he visto yo a la mía...tener dos casas es una bendición, pero gastamos mucho en móvil.
- Para viajar...el año que viene tal vez me lo monte mejor, yendo exactamente donde quiero ir...el dinero ya no será una limitación de fronteras ni relojes, y eso facilita mucho las cosas.
¿Si me quedara un mes de vacaciones por delante...?
Buf, no sé si lo quiero, ¿eh?
Tal vez sea porque lo que está por venir es NUEVO, emocionante y distinto. Un cambio. Mi madre me dijo una vez "Laura, no te das cuenta de la suerte que tienes; tu trabajo te permite conocer a gente distinta, probar muchos lugares antes de decidir dónde quieres vivir, y te da la oportunidad de volver a empezar una y otra vez, ¿quién tiene ese lujo hoy día?"
Las madres, las más sabias.
¿Y el porvenir?
Este año me siento un poco como la hormiga del cuento, que trabajó durante el invierno para disfrutar en verano, fábula que aún le sigo recordando a mis alumnos, por muy mayores de edad que sean. Yo me siento al revés: hemos -Rafa y yo- trabajado duro, sacrificando la mitad de las vacaciones, para lograr una meta que no sólo soluciona el invierno que está por venir, sino el futuro en sí mismo.
Ains, el futuro...el futuro empieza en un par de semanas...
¿dónde? Ah, pues ni idea, a ver si los de la Junta nos informan...
¿Sevilla?
¿Será verdad? ¿Habré vuelto a casa antes de Navidad?
¿San Roque?
La vida está llena de casualidades, pero si vuelve a cambiar la S de San Roque por la letra que tengo en mente...sea donde sea, peque, ¡vida nueva! ¡casa nueva! ¡trabajo nuevo! ¡amigos nuevos!
Por supuesto que el verano ha estado lleno de momentos buenos, de los de llorar de alegría, abrir champán y sentir todo el aire del planeta en mis pulmones.
Por supuesto mi vida no es como la de Winnie de Poo, melosita y amarilla, y los momentos amargos están ahí, empañando y desgarrando.
Pero ahora llega lo más duro: decir adiós.
Dentro de 4 días vuelvo a Algeciras. En una semana me tocará decir adiós, otra vez, pero por última vez. Una etapa se termina, una puerta se cierra, y mirar atrás por la ventanilla no es ningún consuelo.
Ahora me siento inestable y desordenada. Necesito poner cada cosa, a cada persona en su lugar y que el mundo deje de dar vueltas bajo mis pies. Necesito una seguridad que sólo el tiempo puede aportarme.