Hola, amiguitas (que diría Vaquerizo)
30 de Junio y ya (¡por fin!) estamos de vacaciones.
No haré alusiones a su duración ni a sus condiciones económicas, pues bastante apaleados estamos ya. Tampoco a la imperiosa necesidad que tenemos de ellas, pues no nos creerían.
¡Aquí están! Suficiente.
Empezarlas las empecé con jaqueca. Tal y como reconocen colegas de profesión, fruto de estrés de final de curso. Pero la jaqueca dio paso a la fiestuqui (pues mi hermanita ya ha llegado a la treintena y había que celebrarlo).
Y hoy, primer domingo oficial sin un LUNES LUNERO CASCABELERO detrás, queda inaugurada la temporada del DOLCE FAR NIENTE, es decir, del placer de no tener nada que hacer. Sólo planes, muchos planes. Y sueños, muchos sueños, ordenaditos cual calcetines en un cajón.
Ha llegado el momento de no ponerse reloj. De despertarse con el sol (en mi caso, con el ruidillo de los tenistas mañaneros peloteando). De acostarse sólo cuando hay sueño. De guardar las prisas con los paraguas, hasta la siguiente temporada.
¿Apetencias? Infantiles, como suelo. Se me antojan, por ejemplo, el Museo de Cera (tengo que ver la figurilla de mi Olvi); una vueltecita por la Warner (que es mi segundo parque favorito); teatro a raudales (aunque esa debilidad mía es atemporal, incurable y eterna); y fiestuquis en casa con los amigos, un clásico.
Planeada está la "noche blanca" (copia de mi amado crucero Grand Mistral) y sugerida la "noche travesti" (que puede ser la monda). Habrá que esperar la llegada de nuestro italiano favorito para colgarle el collar hawaiano.
La licuadora servirá para preparar cocktails y la terracita hará las veces de confesionario, para comentar lo que se cuece en el salón.
Copas de diamante, música pachanguera y cámara en mano. Aunque también podemos sacar la maraca, dependiendo de los ánimos.
Y mientras haya sol, habrá piscina. Pongámosle fecha.
¿Soñando? Literalmente sueño que sigo a bordo. Ya volveré, ya...aunque la próxima vez que suba a un barco me toque pagar :(
En la agenda están Madrid y Lisboa (Sintra de por medio).
Y no se descartan las sardinitas chipioneras y los mojitos en el porche de casa.
Atrás queda un largo curso en el que he aprendido, observado y tomado buena nota. Un curso que me ha hecho más fuerte y consciente de la realidad. Un curso con una ausencia, pero con nuevas presencias a las que aferrarme.
El siguiente será distinto, sin ellos, sin mis tripulantes, con los que tanto he reído, a los que he podido enseñar casi tanto como ellos a mí. Pero nuevas fierecillas vendrán. Y mientras la mar esté en calma con ellos, me conformo.
Sigo soñando con un nuevo puerto. Ya llegará...
De momento, disfrutemos del ansiado verano con la receta:
aire acondicionado+coca cola (bien de hielo)+ buena compañía.
Felice e dolce far niente per tutti.