Y ahora lo malo:
a. Digo yo que no cuesta trabajo esperar, un poquito mejor escondidos tras el atrezzo, a que el compañero termine su escena para salir a recogerle los muebles. Estar viendo medio personaje esperando detrás de una pared hace feo.
b. Si tu personaje se ha caído de un caballo y se ha roto la pierna izquierda, procura cojear siempre con esa pierna, no intercambiarlas, es ridículo. Y si en la obra transcurren apenas unos días, digo yo que no se te ha curado. Coño, sigue cojeando.
c. Escribir con pluma en el siglo XVII...no estás firmando con un boli ni mandando un whats app: necesitas tintero, tinta y escribir más despacio. Y...¿la esposa escribiendo una carta? Qué lista, ¿no? Para su época, digo.
d. Yo estoy a favor del minimalismo: tenemos una pared de madera, la misma, para casa y castillo, sin diferencias...bueeeno. Y con un foco verde sobre ella tenemos un jardín, vaaaale. Pero, si hay una escena en que se ha apagado una vela y la criada, para tranquilizar a la señora le asegura "aquí está la luz", qué menos que traerte un velita encendida. Con enchufarles un foco sobre el cogote no es suficiente.
e. En una de las escenas clave el marido celoso debe hacer creer a su mujer que es otro, un amante, para confirmar sus cuern...su deshonra. ¿Cómo lo resuelven? Primero, el marido, agazapado tras la cama-ikea de la esposa, le habla en tono normal. La pobre infeliz lo confunde con otro. Minutos después, el marido entra por el jardín (distancia considerable en una quinta de la época) con el mismo tono, y ella lo reconoce sin problemas. ¿No lo reconoces a los pies de tu cama pero sí 120 metros más allá? Hay una cosa que se llama "cambiar la voz", muy útil para gastar bromas de este tipo.
Más cosas...pues mi poco respeto por Calderón. ¿Éxito? Sí, es evidente. Se ve que el plagio en la época estaba bastante bien visto. Hay escenas gemelas a las obras de Lope. Que si vamos a cubrir a la dama con un tafetán para que otro la mate porque yo soy muy honrado pero muy cagado; que si soy el gracioso y salgo a explicar "aquí acaba esta tragedia...bla bla bla"...Ay, Lope, cuánto te deben algunos...
¿Le harán descuentos especiales (gratis) a los profes de la facultad? Mirar atrás y encontrarnos con Marta Palenque, Narbona...y la famosa "Marisa de Ecoem", que casi muere de un ataque de tos en la fila de atrás. Eso sí que fue una agonía y no la de Mencía, la dama, que ni sangre llevaba sobre el cadáver.
¿Lo mejor? Leonor. Ella pone los cuernos, la dejan para casarse con otra, se cabrea, pide venganza al rey (porque no había comisarías en la época), el rey trata de casarla con el supuesto culpable, y ella, en vez de la mano, le pega dos buenas puñaladas.
Muy bien, hija. Y Calderón, que ya no tenía más ganas de escribir (porque Lope no termina así sus obras y no tenía para un copia y pega) se apresura en echar el telón.
Pues se acabó.